domingo, 13 de noviembre de 2022

LA HISTORIA DE MI CALLE

Después de ser hijo, lo primero que logré fue ser de mi barrio”. Paul McCartney.

Este domingo el gobierno municipal inaugura la Plazoleta “Héroes de Malvinas” y me pone muy feliz la noticia. Además, ya hemos visto el diseño y pudimos espiar la construcción y a todes nos parece muy lindo.

Necesito contar esta y muchas historias más, porque de a poco empiezo a ocupar el lugar de aquellas personas que nos dieron su testimonio para hacer “Identidad” (la historia “oficial” de Urdinarrain”), antes que se pierdan u olviden, como está ocurriendo, sin que a las autoridades les interese.

Voy a hacer autoreferencial, obligatoriamente y no niego que me incomoda un poco, pero pienso que si Galeano lo fue o Casciari triunfa con eso, por qué no hacerlo.

Antigua Clínica de Urdinarrain
En primer lugar, nací literalmente en la calle Quirós, en esa clínica con tanta historia, que funcionaba en la esquina de Bv. Rivadavia. Y fue en la calle Quirós donde vivimos nuestros primeros años de matrimonio y donde mis hijos dieron sus primeros pasos.

La mayoría de los gurises con los que crecimos éramos de la calle “Quirós”: “Tato”, “Tusca”, “Pety”, “Tijerita”, “Chochi”, “Maico”, mi hermano (“Oso”) y yo. El resto vivía cerca, “Grillo”, los “Plaquetas” o Mariano, incluso Román estaba en la misma calle, pero que cambiaba de nombre y por entonces era “Sáenz Peña” y el “Negro” que vivía sobre Patriarca, pero tenía una salida alternativa a Quirós. Todos nos criamos en esa calle y nos parecía hermoso y normal el barro y los zanjones, donde hicimos cientos de diques o Tato intentó emular a Evel Knievel y casi se mata después de saltar la cuneta del Olimpia con una “Gracielita”.

Y así fuimos creciendo, llegó el asfalto y cada uno de nosotros tomó distintos rumbos con su vida, sin que nunca nos hubiera importado un carajo –creo yo–, quien era Herminio Juan Quirós.

Un día, siendo ya profesor de historia (me recibí en junio del 88’) encuentro en una enciclopedia de Entre Ríos que don Herminio había sido electo gobernador en octubre de 1930 y que había fallecido en septiembre de 1931, en ejercicio del cargo. Y entonces, sin profundizar sobre el tema, inferí y llegué a la errónea conclusión de que: “Este viejo fue cómplice de Uriburu” y por lo tanto, no merece que mi calle lleve su nombre. Y mi padre, un radical empedernido, se indignó y también comenzó a detestar el nombre de su calle. Lo que no pude o supe ver, es que la provincia de Entre Ríos no fue intervenida por el golpe del 30’ y mantuvo su institucionalidad. En síntesis, Quirós era antipersonalista, con buena relación con Uriburu, pero no necesariamente un golpista.

Herminio Juan Quirós

La oportunidad de eliminar a Quirós golpeó la puerta de mi casa, allá por el año 1992 cuando un hombre joven, unos años mayor que yo, se identificó como “Combatiente de Malvinas” y me ofreció bolsas de residuos o no recuerdo que productos. Para mí fue un impacto muy fuerte, porque nunca había tenido la oportunidad de dialogar con nadie que hubiese estado en la guerra. Hablamos un rato largo y me explicó que andaban recorriendo el país, vendiendo lo que podían, ya que todavía no habían salido las pensiones y la sociedad atravesaba ese proceso que llamaron “desmalvinización”, en el que la mayoría de los funcionarios prefería mirar para otro lado y de a poco se iban sintiendo olvidados. Mi reacción fue invitarlo al colegio, a conversar con mis estudiantes y quedamos para el otro día. A la rectora no tuve que pedirle permiso, porque con ella formábamos parte del taller de historia y aprobó y avaló la charla, que fue la 1º que se hizo en el colegio sobre la guerra de Malvinas. La reacción de la gurisada y del cuerpo docente fue muy fuerte, nos llegó al corazón escuchar de dos chicos de la guerra todo lo que habían vivido. Pero a mi particularmente me interesó algo que dijeron “En la mayoría de las ciudades y pueblos del interior hay calles, plazas y monumentos homenajeándonos, pero acá en Urdinarrain, todavía no hay nada”. Ahí estaba el momento de hacer justicia con mi calle.

La herramienta que se me ocurrió fue que el Área de Sociales del Colegio de Urdinarrain, le propusiera al intendente, Héctor Altinier, el cambio de nombre de mi calle por el de “Héroes de Malvinas” y todos los profes firmaron con gusto: Eduardo Flejas, Eugenio Ledri, Liliana Patt, Sergio Londra, Lidia Narbais, Norma Romero, Dorita Spiazzi y yo, el redactor. Así nos apersonamos en el despacho de don Héctor, con Dorita y Eduardo, con todos los argumentos posibles y con el peso de ser “los historiadores” del pueblo. Al intendente le hizo un poco de ruido que Quirós haya sido cómplice de los golpistas, porque había estado en Colón, ciudad natal de don Herminio, y escuchado muchos elogios hacia el ex gobernador, pero el argumento de no tener ningún homenaje o reconocimiento hacia los héroes de la guerra en nuestra ciudad fue determinante y se comprometió a enviar el proyecto al HCD, donde aprobaron el trámite por unanimidad.

El cambio de nomenclatura se hizo y notificó a los vecinos, con las consecuencias obvias que esto implica, pero que, a los funcionarios, por una decisión política, parecen no importarle. Todos quienes realizan alguna actividad comercial o profesional deben modificar la dirección ante los organismos de control, también las escrituras de los inmuebles, los D.N.I. de las personas y las ordenanzas municipales, pero yo no tenía idea de todo eso y además, había logrado mi objetivo. Enseguida mandamos a hacer el cartel para nuestra casa “Héroes de Malvinas 155”.

Placa intransigente
Placa intransigente

La colocación de la placa en la esquina de Av. Libertad (actual local de Nisuta) con el nombre de la calle, durante la intendencia de Héctor Praderio es una historia aparte. El régimen intransigente había empezado a medir todo políticamente y para el acto de descubrimiento de la mencionada placa, del 10 de junio de 1996, apenas fue invitada Dorita Spiazzi y el discurso estuvo a cargo la presidenta de la comisión municipal de cultura y a quien estaban promoviendo para el futuro: M. Mónica Korell, sin que la futura vice intendenta hiciera una sola mención al origen de la ordenanza, a la que se atribuyeron como propia.

Casi veinte años después (01/04/2014) los intransigentes propusieron la construcción del monumento y la oposición –que por entonces no parecía tal estuvo de acuerdo y el proyecto se aprobó por unanimidad. Después vino el largo cajoneo, se priorizaron otras obras, como el monumento a Zeroli, hasta que se produce la llegada al gobierno del Frente Para Todos. Tal vez la decisión política se sintetiza en la promesa pública del intendente a Alberto Correa (“Malvi”) de concretar la obra, y así, a casi tres años de haber asumido, “Tiki” Martínez podrá inaugurarlo.

El monumento, como ya dije, me gusta, excepto por un detalle. La mezquindad política de querer perpetuarse hizo que las autoridades municipales le impongan a quienes estuvieron a cargo del diseño la inclusión del logo de esta gestión municipal. Así como escuché a muches gorilas burlarse porque los intendentes peronistas plotean vehículos con el nombre de su gestión, no creo que les moleste que la marca del Frente Para Todos quede inmortalizada en el monumento a los héroes de Malvinas.

Monumento a Malvinas inaugurado en el día de la fecha

También me resulta paradójico y grotesco que el monumento se haya construido sobre el Boulevard Rivadavia, el padre de la deuda externa argentina y el que quiso, precisamente, que fuésemos colonia de los ingleses.

Intersección de arterias

Ariel E. Martínez