Realpolitik (en alemán «política de
la realidad») es un concepto adoptado a fines del siglo XIX por el entonces canciller
alemán Otto von Bismarck, esgrimido para designar a la política basada en
intereses prácticos, más que en la teoría o la ética.
La política de la realidad busca
demostrar justamente la parte oculta y descarnada del accionar político, aquella
que no aparece en los libros, sino que muchas veces roza lo grotesco y repulsivo,
exhibiendo la peor faceta de la naturaleza humana.
Comúnmente, el historiador griego Tucídides
(quien escribió “Historia de la Guerra del Peloponeso”) y el militar chino Sun
Tzu (autor de “El Arte de la Guerra”), son citados como precursores de la Realpolitik.
No obstante, su máximo exponente fue Nicolás Maquiavelo [1],
quien proclamó que «la política es el arte de engañar» y que «la ética
convencional debe ser dejada de lado ante los intereses de un gobierno efectivo» [2]. En
contra del idealismo de sus contemporáneos, el teórico florentino efectuó una
enérgica manifestación, ofreciendo una clásica explicación del poder político
realista.
A comienzos del siglo XX, el idealismo propuso un enfoque utópico basado en la suposición que la guerra puede evitarse estableciendo leyes y organismos internacionales eficaces. Edward Hallett Carr editó “La crisis de los veinte años” (1939). La obra de este teórico político aniquiló las ideas de los pensadores idealistas, cuyos sueños de paz y cooperación les impedían ver las tremendas realidades de supervivencia y antagonismo.
A comienzos del siglo XX, el idealismo propuso un enfoque utópico basado en la suposición que la guerra puede evitarse estableciendo leyes y organismos internacionales eficaces. Edward Hallett Carr editó “La crisis de los veinte años” (1939). La obra de este teórico político aniquiló las ideas de los pensadores idealistas, cuyos sueños de paz y cooperación les impedían ver las tremendas realidades de supervivencia y antagonismo.
Luego de la Segunda Guerra Mundial,
la lucha para adquirir poder fue el motor de la actividad política, tal como lo
sostuvo Maquiavelo (al expresar que «la única inquietud de un príncipe debería
ser la de obtener y retener el poder, sin importar las contemplaciones éticas o
religiosas»). Siguiendo el mismo camino, Napoleón exclamó “Actúo en política
como en la guerra: distraigo a un flanco para batir al otro”.

A finales de la década de 1970, en
el marco de la Guerra Fría, surgió el neorrealismo,
–una versión un poco más rebuscada del realismo– que aportó una nueva
interpretación del conflicto: «la interacción entre Estados soberanos puede ser
explicada por las presiones instaladas en ellos a causa de la anarquía
estructural del sistema internacional, el cual limita y constriñe sus opciones»[3].
A través de una mirada cándida
sobre los resortes reales del funcionamiento democrático se intuye una defensa
del vale todo, del fin que justifica cualquier medio. Me refiero a meter las manos
en el barro, minimizando la importancia de las convicciones puestas en juego
por una parte de la dirigencia política y el papel cumplido por las masas. Esto
último se expone –con cierta celebración de la corrupción– en la película Lincoln [4] (2012),
donde se advierte una realpolitik de
intramuros que incluye la compra de votos a cambio de puestos oficiales o la
súbita metamorfosis de parlamentarios demócratas en republicanos. Aunque es
probable que esas indecentes negociaciones hayan existido en la Norteamérica de
1850, en definitiva, el sufragio en cuestión no involucraba la sanción de una Ley
que beneficiaría a uno u otro grupo económico o la reforma para la obtención de
mayor control político, sino la abolición de la esclavitud, causas dignas si las
hay.
[1] Niccolò di Bernardo dei
Machiavelli (Florencia, 3 de mayo de 1469 - ibídem., 21 de junio de 1527).
Diplomático, funcionario público, filósofo, político y escritor italiano. Sus
obras principales fueron “Discursos sobre la primera década de Tito Livio”
(1531) y “El príncipe” (1532).
[2] Maquiavelo Nicolás, “El
príncipe”, Editorial: Espasa-Calpe, S.A. (año 1999), pág. 39.
[3] “Teoría de la política
internacional” (1979), Kenneth N. Waltz.
[4] Lincoln; año 2012;
director: Steven Spielberg; guionista: Tony Kushner.